De cara a un balotaje de final abierto, la victoria parcial de Massa y Unión Ciudadana en las generales quitó todo velo de novedad en el planteo opositor y colocó el debate politico electoral en el lugar correcto. El enemigo de la ultraderecha de Milei – ahora sponsoreado y aparentemente condicionado por Macri – la difusa «casta» le dejo ahora su lugar a un viejo conocido: el peronismo.
Es debatible qué acomodó a qué, determinar cual de los factores ocurrió primero, pero con la ventaja de 6 puntos porcentuales en favor de Massa sobre Milei como contendiente para el balotaje y, el macrismo (entonces realmente) existente, desplomado a un tercer e insípido lugar, con la forzada Patricia Bullrich como nombre de fantasia, las cargas vuelven a ubicarse de forma nítida.
La subsigiente e intempestiva alianza entre Macri y el candidato de la Libertad Avanza, cuyos términos reales son todavía inciertos, redefine y clarifica el escenario de manera drástica.
En una fallida y preocupante reaparición televisiva, Milei reformuló su radicalizada y novedosa agenda de los últimos años, por la más clásica y neoliberal agenda del «cambio». Los puntos filtrados por macri a los medios, fueron negados por Milei, poniendo en duda los alcances del acuerdo entre ambos. Parece no importar, el asunto es unirse contra Unión por la Patria.
Milei abandonó sus ataques a la casta y ahora va por un enemigo nuevo: el peronismo o, más claramente, el kirchnerismo. Ya no hay señalamientos a la política en general, sino que van dirigidos a un identidad de la vida política: el kirchnerismo.
En un raro giro, Milei asume sin más la agenda de Juntos por el Cambio y Macri se arroga la jefatura de uno de los dos espacios que competirán el próximo 19 de Noviembre. Se trata – ademas de una subida a un auto que va a 100km por hora con riesgo latente de estrellarse, según explicó el propio expresidente – de una victoria del Massa candidato y de UP como fuerza política. El debate general se redefine, sea cual sea el resultado final, un paso atrás de la irrupción de Milei en el escenario político. Hay un Milei subitamente encerrado en el neomacrismo. Aun cuando pegarse al expresidente lejos está de asegurar victoria.
Post generales, la oposición entró en un rápido reacomodamiento signado por la decisión de Macri, que se despegó en un movimiento de buena parte de sus antiguos aliados, con la UCR y la Coalición Cívica como principales actores.
La concidencia Macri Milei pasa por la voluntad de ajustazo económico por encima incluso de lo reclamado por el FMI. Ya sin la dolarización mediante, ya sin vauchers educativos y de salud, con la destrucción del Banco Central como objetivo sobreviviente aunque emplazado no muy claramente.
Por otro lado, es en la sensatez y en la capacidad de mover al estado en medidas en favor del pueblo donde está el plus del candidato ministro. La fuerza de Sergio Massa, frente a un candidato desquiciado y otro que viene de desquiciar el país en solo cuatro años.
Hubo un acierto de Massa y UP en bajar a la tierra y al bolsillo las medidas efectistas pero irrealizables de Milei. La apelación a la producción y el trabajo como motor de una economía que incluya y no destruya.
Caída la fantasía libertariana, aparece Macri. Y Macri, más Sturzzenegger, Caputo y compañía, pueden aportar lo de siempre, pero ninguna novedad. Recetas conocidas del 76 para acá.
De cara al balotaje se nos presenta una pelea que, a no engañarse, está absolutamente abierta. Pero UP tiene con qué y tiene con quién. La clave es insistir, construir esta verdad entre el pueblo. Militarla.
*Ezequiel Arauz:Concejal quilmeño de UxP


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