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La emboscada del gobierno de Milei y Macri a las Organizaciones Sociales-Por Orlando Agüero

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El miércoles 10 de Abril, la Policía de la Ciudad (de Buenos Aires) y la Federal, reprimieron salvajemente a familias que se movilizaron al Ministerio de Capital Humano, y que solicitaban ser atendidas por la Ministra Sandra Pettovello. El resultado fueron diez compañeros detenidos, numerosxs heridxs y ninguna reunión.

Era un día raro para quienes allí estuvimos. Desde temprano en la mañana el Puente Pueyrredón, histórico acceso a CABA desde el sur del conurbano, lucía un solitario camión hidrante de la Policía Federal estacionado en la parte media del camino.
El transito por la avenida 9 de julio era el de un día normal, sin embargo, el edificio del ex Ministerio de Desarrollo Social y ex Obras Públicas, contaba con una custodia no muy habitual de efectivos de la federal.

De todos modos, el ambiente en general parecía inestable. Las primeras frescas mañaneras de otoño se alternaban con el sol del mediodía que aún pegaba fuerte. Parecían cómplices silenciosos de quienes agazapados y silenciosos esperaban escondidos el arribo de las personas movilizadas.
Porque generaba una sensación extraña que haya tan poco operativo policial. Justamente el día en que las organizaciones sociales habían anunciado marchar sobre la avenida 9 de julio al ministerio de capital humano. La intención era solicitar una entrevista con la ministra debido a la situación de hambre de miles de familias que no reciben mercadería en sus comedores, en el marco de un terrible ajuste económico y un descomunal aumento de precios y tarifas de todo tipo, donde lxs más perjudicadxs son los sectores más vulnerables, que en nuestro país se cuentan por millones.
Así fue que la compleja geografía de la avenida más ancha del mundo, empezaba a recibir a miles y miles de trabajadores y trabajadoras comunitarias y productivas provenientes de distintos barrios del AMBA. Minuto a minuto se poblaban cada vez más las plazoletas y las veredas de la avenida. Es que sobrevuela en el temor popular el famoso “Protocolo Anti-Piquete” y por consiguiente la compañerada optaba por ocupar solamente los lugares “permitidos” para no incurrir en alguna infracción que le sea perjudicial en lo personal y a todo el resto.

Ese mismo día, también bien temprano, el gobierno nacional publicó en el Boletín Oficial una Resolución del Ministerio de Capital Humano donde se hace referencia al cierre definitivo del Programa Potenciar Trabajo y su traspaso al Programa Volver al Trabajo denominado “Lineamientos Generales y Operativos del Programa Volver al Trabajo”. En el mismo se oficializa y legaliza la frase que la ministra de seguridad de la nación Patricia Bullrich hiciera conocida: “El que corta no cobra”.

La cuestión es que cada minuto que pasaba más se masificaba ese sector del centro de la ciudad. Ya las banderas y estandartes de las más de cincuenta organizaciones flameaban con el viento de la jornada y presentaban la identidad de este sector del pueblo trabajador de cara a la sociedad en su conjunto.
La cantidad de manifestantes continuaba creciendo. Fue entonces cuando unos policías motorizados de la ciudad comenzaron a cortar el tránsito. Iniciaron cortando la circulación vehicular sobre la calle Lima, continuaron con la calle Moreno y así fueron cortando las calles y la avenida principal 9 de julio, incluido el Metrobús. La impresionante cantidad de personas movilizadas, a consecuencia de los cortes realizados por los policías de la ciudad, bajaron a ocupar las calles. Parecía que lo que buscaban los agentes de la seguridad porteña era ordenar el tránsito ante tanta multitud. Sin embargo, esta acción que en principio se mostraba como comprensiva para con los y las manifestantes, no lo era de ninguna forma. Los polis estaban liberando la zona de automovilistas. Realizaron un cerco alrededor de las columnas de las organizaciones. Empezaron a aparecer todas las fuerzas de seguridad que estaban disimuladas en las calles adyacentes a la concentración. De pronto, un jefe policial anuncia al comando centralizado de los movimientos sociales que los iba a atender el Secretario de Desarrollo Social Pablo de la Torre. Esa reunión supuestamente se haría en otras oficinas del ministerio distante unas cuantas cuadras del edificio central. Fue entonces cuando las organizaciones se reúnen y designan a los y las representantes para dialogar en la reunión y se disponen ir a la cita.

A la altura de la calle Rivadavia, corta toda la avenida 9 de julio un muy nutrido cordón de infantería de la ciudad. Ellos dicen que pase solo la comisión que va a la reunión y no pasen las columnas. Sin embargo, mientras nos dan esta información a cien metros de ahí en la esquina de Bartolomé Mitre y 9 de julio la misma policía comienza a disparar balas de goma y arrojar gas pimienta sobre manifestantes que parecían ser del grupo Política Obrera y del MST con el objetivo que suban a la vereda. Recordemos que habían bajado a la calle porque la misma policía había cortado. Ahora ya no querían que estén en la calle, pero inmediatamente empieza a operar el dispositivo represivo con todo el arsenal a disposición. Camión hidrante, cuyo líquido no era agua sino una sustancia que parecía más un gas tóxico y nauseabundo que no solo te mojaba y te golpeaba con fuerza, además afectaba drásticamente a las mucosas y por ende a la respiración. El gas pimienta, que a quien agarra a tres metros de distancia te intoxica de tal manera que puede dejarte fuera de control en un instante, y como si eso fuera poco armados con escopetas con balas de goma que hirieron considerablemente un sin número de manifestantes. Por supuesto que no faltaron los palazos, golpes de todo tipo y arrastrones para finalizar con diez personas detenidas.

Es decir que en un momento ni al gobierno ni a la policía le interesó que se transite por la vereda. La verdadera intención de la liberación de la zona era para expulsarnos del centro porteño, utilizando la represión como medio y como artimaña para generar temor.

Los detenidos, manifestantes de distintas organizaciones, sufrieron violencia física mientras los capturaban. Además quedarán con una causa judicial por Atentado a la Autoridad agravado por el artículo 238 del código penal. Recién 24 horas más tarde los liberaron. Tendrán que ir a firmar a la fiscalía una vez cada treinta días por varios meses. Las preguntas más incisivas que les realizaron para que queden asentadas en sus declaración se referían a quienes eran que los mandaron a la marcha, quienes los obligaron a manifestarse, nombres y de que lugar son. Es fácil pensar que otra cosa más que desea el gobierno es judicializar a la referencia de las organizaciones para descabezar los movimientos.

Fue muy amplio el abanico de solidaridad que cubrió la lucha por la libertad de los detenidos, el repudio a la salvaje represión y la adhesión al reclamo del sector de las organizaciones barriales y comunitarias.

Una conferencia de prensa en la puerta de la alcaldía donde retenían a los injustamente presos, exigía la libertad inmediata, mientras un ejército de abogados y abogadas de organismos de derechos humanos agilizaban todos los trámites para sumar a la pronta liberación de los compañeros.

Finalmente la reunión con el representante del ministerio no se realizó. Pero casi en forma simultánea la UTA, realizó un paro del transporte público de pasajeros. Luego la CGT anunció movilizaciones y un Paro General para el 9 de mayo. Lxs “piqueterxs” no salieron corriendo muertxs de miedo, muy por el contrario resistieron la represión. Es decir, que parece ser que esta vez el costo político de la represión lo paga el gobierno nacional y de CABA, o en el mejor de los casos les profundice las diferencias internas que se ponen en juego cada vez que se pisan las jurisdicciones una y otra policía.

Los medios hegemónicos agitaban, mientras se daba la movilización, que intervenga la Policía Federal porque la de la ciudad no lo hace. Luego decían que porqué se va la Federal y deja sola a la de la ciudad. Los medios de comunicación pro-gobierno hacen lo suyo. Sin embargo hay trabajadores de prensa heridos por el accionar policial.

La jornada de lucha del 10 de abril, terminó entonces recién el 11, cuando el ultimo de los detenidos recuperó su libertad.
De todos modos no terminó, de ninguna manera, el foco del conflicto.
No habrá un pueblo manso si se lo priva de todo.
Solo finalizó un día más de lucha que veremos como continúa.